jueves, 12 de febrero de 2009

LA ETERNIDAD

Enriqueta Ochoa

Para Mónica Villarroel Pantoja

La eternidad se mece, ondula,
abre de par en par su túnica de viento;
en el espacio de su seno esplende
una constelación de luz acumulada.
El Padre la detiene, un instante
mete su mano turbulenta hasta la entraña
y la abre sobre la piel del mundo;
un alud de semillas cae, parpadeando.
Se fecunda la tierra. Cada segundo se fecunda.
El hombre entra a la prisión de su cuerpo
doblada la cerviz
y vuelve a tirar de si, uncido al yugo de la vida
hasta que aspira el Padre
y volvemos al seno de la Madre.


[CM 1984, p. II.]

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