miércoles, 28 de octubre de 2009

Entre la soledad ruidosa de las gentes

por Enriqueta Ochoa

Busco un hombre y no sé si sea para amarlo
o para castrarlo con mi angustia.
Tengo hambre de ser
y me siento frente a la ventana
a masticar estrellas
para que este dolor de estómago sea cierto.
La verdad es que duele en los nervios
todo el cuerpo, esta noche, hasta los tuétanos.

En la casa contigua
grita una mujer las glorias de la Biblia
y no conoce a Dios.
Su voz huele a vinagre, a aceite de ricino,
y Dios no huele a eso.
Entre mil olores reconocería el suyo.
Algo que no digiero me ha hecho daño esta tarde.
He visto a otros más humildes que yo.
No quiero reconocerme en ellos.
De tanto huir se me han caído las palabras
Hasta el fondo del miedo, no salen, rebotan dentro como canicas, suenan sordas.
Sin querer, me doy cuenta que me he quedado en la ruina.
Me falta lo mejor antes de irme: el Amor.
Y es tarde para alcanzarlo,
y me resulta falso decir:
― Señor, apóyame en tu corazón,
que tengo ganas de morir madura.
Nadie madura sin el fruto.
El fruto es lo vivido y no lo tengo:
lo busco ya tarde,
entre la soledad ruidosa de las gentes
o en el amor que intento, y doy, y espero,
y que no llega.

sábado, 17 de octubre de 2009

A veces en octubre es lo que pasa

I

A veces en octubre es lo que pasa
el cielo es protector, un lienzo roto
el destello que sorprende la piel en otros brazos,
un nido, un hervor que nos sostiene
y la luz que indeleble se imprime entre los labios

II

estoy dispuesto a disolverme en tu voz como serpiente
y recogerme en tu piel cuando el cielo no despierte
quiero ser el farol sobre tus sienes
el clamor que de tus manos crece
y el aroma de un fruto que al caer se pierde
quiero guardarme en tu garganta como una palabra en alerta
y lleno de inquietud, súbitamente, alumbrar los caminos en que cantas
en las aguas ser corriente y en el aire el calor que emprende
quiero volverme sudor y humedecer tu vientre
grabar en un maguey las nuevas leyes
y brotar de esta tierra como agua o como lava

(inspirado en una historia de la madrugada del 17 de octubre y en una canción de Pedro Guerra)

viernes, 10 de julio de 2009

Enriqueta, de pronto


Incialmente la idea de este blog era hacer un homenaje a la poesía de Enriqueta Ochoa, y sigue siéndolo aunque no todos los post sean para disfrutar de su poesía. Me encontré esta nota en el blog de La otra revista, ¡Qué afortunada la autora que pudo asistir a su taller...!

por Alma Karla Sandoval



La releo aunque una extraña sensación, la de no haberla conocido, me invade. Uno de sus poemarios brilla en la mesa. Escribió la dedicatoria con tinta oscura y mi nombre con “C”. Esos trazos cursivos, esa esperanza “de una nueva y luminosa amistad”, motivan recuerdos. Una tarde de 1999 fui al taller de Enriqueta Ochoa. Nadie me invitó. Leí en el periódico su anuncio. Tomé dos metros, caminé y me perdí. Llegué tarde. Encontré cuatro personas. Una chica de cabello largo y lacio, morena, leía su texto donde aparecía una guitarra. No me gustó por cursi, pero la maestra lo celebró. Luego me enteré de que iba a publicarle un libro porque ya era hora después de tantos poemas.

Sufrí un poco, la verdad. Noté que mi estética nada tenía que ver con lo que Ochoa consideraba estar bien escrito, hacernos sentir. No regresé a su casa porque no era el lugar de mis versos oscuros, siempre buscando neblinas o centros rotos con decenas y decenas de imágenes extrañas: zoologizaciones sin cura, ritmos despiadados (al menos eso dijo la crítica de mis textos de veinteañera), en conclusión, nada que ver con la adoración sin límites de los talleristas por Enriqueta y las frases dulzonas que aquellos chicos convocaban.

Pero como afirmó el sabio Kurt Cobain: “La voluntad del destino es indomable”. Encontré un taller donde me sentía cómoda hasta que los excesos de poesía me alejaron de ahí. Pero llegaron las becas, los viajes con el recuerdo oloroso de algunos versos de Ochoa. Porque la leí con rigor, incluso la imité en algunos libros donde la hija predilecta de Torreón baja al infierno. “Hambre de ser” es un momento muy inquietante. En ese poema María Zambrano y Enriqueta Ochoa coinciden. El punto de intersección es el orfismo.

Ambas sabían que se debe intentar la salvación de Eurídice y después regresar para no volver a mirar el mundo con los ojos. Luego de aquella oscuridad se ve con las manos que escriben o rasgan el cuerpo de la lira. Se reconoce el mundo con la mirada de Edipo una vez que se arrancó las córneas. Es un extraño acercamiento que permite entender la muerte, “somos un bisbiseo que eclosionará al encontrar la palabra final”, según palabras de esta autora nacida en 1928 que no confiaba en Dios y por eso creo que no es justo catalogarla como una poeta mística. No creo de esta clase de escritores, la verdad. Enriqueta lo iba a entender: “Siempre que escribía sentía una voz que me dictaba y ella nunca me autorizó a hacer público esos dictados. La desobedecí. Yo le tenía miedo a esa voz y creía que era Dios. Después fui comprendiendo muchas cosas y me di cuenta de que tenía que hablar, crecer y vivir. Viví y sufrí mucho, más tarde”.

Esta es la artista con la que me quedo, con quien sí doy al releerla. Ochoa sabía que el poeta no es un ser maravilloso dotado con dones que iluminan el mundo. Realista, muchas veces explicó que el poeta es un condenado al dolor y a la desgracia, que el canto no se le da por la ruta de la normalidad afable, que quien presta su cuerpo a la poesía nunca logra sentirse adaptado. Por eso no gustaba de la autopromoción, los festejos y los grandes homenajes aun cuando los tuvo. No compartía la idea del poeta como gestor cultural. Su aparente bajo perfil obedeció, tal vez, a un respeto inalterable por su personalísimo timbre que “buscaba la profundidad del espíritu”, ¿lo ven?, poeta órfica.

Así que me duele y no que haya muerto. Deja un diccionario de imágenes de los autores que la marcaron y una obra más que decente. Marianne, su única hija, es una poeta capaz de decir que la envidia abre zanjas en el suelo. Ella también escapa de los elogios, la autopromoción tramposa, el turismo poético. Quizá esta es la mejor forma de ser, con hambre de nacer del todo, en las aciagas hectáreas de la poesía.

miércoles, 8 de julio de 2009

Los nueve monstruos

Cesar Vallejo

Y, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.

Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tanta cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.

Crece la desdicha, hermanos hombres,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece
con la res de Rosseau, con nuestras barbas;
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
con propio barro y propia nube sólida!

Invierte el sufrimiento posiciones, da función
en que el humor acuoso es vertical
al pavimento,
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora
del rayo, y nueve carcajadas
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos
a la hora del hambre y nueve truenos
y nueve látigos, menos un grito.

El dolor nos agarra, hermanos hombres,
por detrás, de perfil,
y nos aloca en los cinemas,
nos clava en los gramófonos,
nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
a nuestros boletos, a nuestras cartas;
y es muy grave sufrir, puede uno orar...
Pues de resultas
del dolor, hay algunos
que nacen, otros crecen, otros mueren,
y otros que nacen y no mueren, otros
que sin haber nacido, mueren, y otros
que no nacen ni mueren (son los más).
Y también de resultas
del sufrimiento, estoy triste
hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,
de ver al pan, crucificado, al nabo,
ensangrentado,
llorando, a la cebolla,
al cereal, en general, harina,
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
al vino, un ecce-homo,
tan pálida a la nieve, al sol tan ardido¹!
¡Cómo, hermanos humanos,
no deciros que ya no puedo y
ya no puedo con tanto cajón,
tanto minuto, tanta
lagartija y tanta
inversión, tanto lejos y tanta sed de sed!
Señor Ministro de Salud: ¿qué hacer?
¡Ah! desgraciadamente, hombre humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.

miércoles, 24 de junio de 2009

La duda terrible de las apariencias

por Walt Whitman

Pienso en la duda terrible de las apariencias,
En la incertidumbre en que nos hallamos, pienso que quizá
somos juguetes de una ilusión.
Que acaso la esperanza y la fe no son más que especula-
ciones,
Que acaso la identidad de ultratumba sólo es una bella
fábula;
Quizá las cosas que percibo, los animales, las plantas, los
hombres, las colinas, las aguas brillantes y corrientes,
Los cielos del día y de la noche, los colores, las densida
des, las formas,
Quizá todas esas cosas no son (lo son seguramente) sino
apariciones, y que nos falta por conocer aún lo verdaderamen-
te real
(¡Cuántas veces estas cosas se desprenden de ellas mismas
como para confundirme y burlarme!
¡Cuántas veces pienso que yo ni hombre alguno sabemos
la menor palabra de ello!),
Pudiera ser que las cosas me parecieran lo que son (segu-
ramente no son sino aparentes) según mi criterio presente, y
que ellas so serían (seguramente resultaría así) tales como me
parecen ahora, quizá no serían nada consideradas con crite-
rios enteramente distintos.
Sin embargo, para mí estas cuestiones y otras del mismo
orden son curiosamente resueltas por los que me aman, mis
caros amigos
Cuando el que amo camina conmigo ó está sentado junto
á mí, oprimiendo largo rato mi mano con la suya,
Cuando el aire sutil, lo impalpable, el sentido que las pa-
labras y la razón no expresan, nos rodean y nos invaden,
Entonces me siento poseído de una sapiencia inaudita é
indecidble, permanezco silencioso, no pregunto nada,
No puedo resolver el problema de las apariencias ni el de
la identidad de ultratumba,
Pero me paseo ó me detengo, indiferente me siento con-
tento,
El que oprime mi mano me ha serenado y satisfecho.

miércoles, 17 de junio de 2009

LA IMAGINACIÓN O EL CORAZÓN PERDIDO DE LA POESÍA MEXICANA

Reírse de la cara de alguien es como reírse de un poema. Acto inútil que ha estancado a un fuerte segmento de la poesía mexicana en la superficialidad de “los buenos poemas”, en los cuales los rasgos a evaluar son: la estructura, la imagen, lo comedido, y lo acertado del tema tratado según las circunstancias actuales irónicas o televisivas. Esta superficialidad es la de los poetas que nunca podrán creer en la poesía como profecía, sueño, delirio, conocimiento, sabiduría. Los que creen que hay que hacer poemas, y no mundos nuevos, los que creen que hay que ser poetas y no profetas o magos o sabios o místicos.

Ellos se engañan porque en el fondo de sus corazones saben que toda ficción poderosa es por densidad. La densidad de una obra es que no pretende dar solo significado, sino dirección, sentido. Harry Potter es una ficción poderosa, genera movimiento, genera aspiraciones, y valores que se asimilan. Sin embargo no toda obra poderosa tiene la bendición del mercado, la ficción corre los riesgos de ser un libro más que se cierra.

Ver “lo bueno o lo malo” del poema resulta tan superficial como clasificar a sus creadores en “buenos y malos” poetas, habría que pensar en la densidad de un poema que a lo mejor no entiendo o que me mueve al enojo. La densidad del poema: un hasta adónde pretende, habría que preguntarse… y en su caso evaluar.

La ficción igualmente tiene el poder de crear a los lectores de su mundo, de su entendimiento, sean humanidades luminosas o monstruos kamikazes, sean robots o animales travestis. Ruptura es asentar una nueva tradición.

En ese sentido quizá sea tanta la ruptura del sabio que ha recorrido todas las tierras, como las del profeta loco que ha descifrado los números del universo, sean ellos los poetas que han dado cuenta de una ficción sobrehumana, he ahí la genialidad. La realidad no existe, toda ficción es realidad, nuestra realidad es una ficción.

Poemas así, obras así, plantean el desafío: una apuesta mortal contra el tiempo que vive un solo hombre.
La ficción es un rito que queda en las mentes, más allá que en sus páginas. Y algún día en que los robots sean realidades o la humanidades luminosas, los monstruos suicidas o los animales travestidos. Algunos esos de los que se callaron dirán: pero si esto lo conozco y esto es un texto que soñé. En México los caminos de las escrituras potentes están más cercanos al ninguneo por el silencio, y a veces a ser descalificados como “sinrazones”, malos poemas o como textos con partes “rescatables” (para los más benevolentes). Estos lectores enclaustrados piensan que la literatura se acaba al cerrar el libro.

Sin embargo la poesía es pan en otros sectores de nuestro país (por poner el caso de comunidades indígenas) existe un delirio poético que se lee, se siente, se comenta, se festeja y el libro siempre queda abierto en las casas.

Los grandes poetas crean porque ellos son medios, prestan la voz a ficciones poderosas: dioses, sentimientos, ciencias, artes. Las grandes ficciones crean Valor, Aspiración, las obras fuertes son Éticas.

En el panorama nacional cada vez nos cansamos más de los ya acostumbrados “buenos poetas, comedidos muchachos”. Ellos que solo repiten las ficciones de su tiempo, cubriendo un segmento entre la televisión y el reloj mercantil.
Son los “poetas correctos” para un público que al cerrar un libro sólo le queda el recuerdo de haber leído un buen poema. Nada más.

La ficción no es hacer lindos versos, “buenas” imágenes. Por origen ficción es romper y recrear las reglas. Desde las más elementales que son las de la naturaleza. En el mundo real una manzana se cae al piso, en la literatura los animales son hombres y la gente vuela, y por ende las reglas políticas, religiosas, morales, mercantiles, personales también pueden romperse y recrearse. Por eso la ficción puede poner en jaque a un sistema político entero. Ficción es poner otras reglas del juego.

Todo poeta de nuestro aprecio debería ser místico, sabio, loco, profeta, científico, medium, y nunca más volver a ser poeta, todo poeta de nuestro aprecio es aquel poeta del que no podríamos reírnos por la simple cara de su texto.

Cansancio de las caras bonitas,
imaginar el corazón perdido de la poesía mexicana.


Yaxkin . Melchy
Publicado originalmente en http://destruccionmasiva.blogspot.com/

miércoles, 27 de mayo de 2009

Un Padrenuestro Latinoamericano




por Mario Benedetti

Padre nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
como se llega al sur de Río Grande

Padre nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos dondequiera que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver la uñas
sucias de la miseria

en agosto de mil novecientos sesenta
ya no sirve pedirte
venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en esta ansia de verte pese a todo

cuando hablaste del rico
la aguja y el camello
y te votamos todos
por unanimidad para la Gloria
también alzó su mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía
a pensar hágase tu voluntad

sin embargo una vez cada
tanto tu voluntad se mezcla con la mía
la domina
la enciende
la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuándo creo de veras lo que digo creer
así en tu omnipresencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre
estaré más seguro de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora

pero quién sabe
no voy a decidir
que tu poder se haga o deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el Ande de nieve
en el pájaro que fecunda a su pájara
en los cancilleres que murmuran yes sir
en cada mano que se convierte en puño

claro no estoy seguro si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro
de cada día y de cada pedacito de día

ayer nos lo quitaste
dánosle hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de Algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro
ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos

a más tardar mañana
saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
y un panamericano temblor con que se enjugan
la última escupida que cuelga de su rostro

poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros
una vez
por error
perdonamos a nuestros deudores

todavía
nos deben como un siglo
de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta

no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido

ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río
el dólar y el amor contrarrembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
amén.

martes, 5 de mayo de 2009

viernes, 24 de abril de 2009

Dislocada

por Aurelio Meza









Para Tania, aquí y allá
Para Yaxkin y HH



hay una membrana entre los dos
que me impide tocarte:
―¿en qué piensas? ―en nada
no pienso en nada

y cuando estamos lejos
nos atraviesa de tajo
la misma pregunta:
¿estará pensando en mí?

esta historia dislocada
es todo lo que nos queda
del desastre de las palabras:
no porque no estemos juntos, amor, no estamos juntos
o mejor aún
no porque estemos juntos, amor, estamos juntos

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Nota del autor: “no porque no estemos juntos, amor, no estamos juntos”, verso de Carlos Montemayor, en “Memoria de las estaciones”.

miércoles, 11 de marzo de 2009

la maldita circunstancia


por Liliana Felipe


Será por "la maldita circunstancia del agua por todas partes", ¿será?
por la humedad, por Yemayá o por mi edad,
por la miseria que es tratar de recordar,
o por su olor dulzón y triste,
o por su piel de lagartona que persiste.
Será por la bendita circunstancia del agua por todas partes, ¿será?
por Amelia o el mojito que bebí,
o porque Hemingway le entraba al daiquirí,
o por la puerta siempre abierta con las piernas de una experta.

O por Ochún o por Changó,
"nadie puede salir", nadie quiere salir,
o porque nadie me avisó
"nadie puede salir", nadie quiere salir.

Será por la dichosa circunstancia del agua por todas partes, ¿será?
por "el peso de una isla en el amor de un pueblo"
o por el Che que me provoca todo esto, Ernesto:
la omnipresencia musical, el cañonazo de las nueve, el malecón.

Será por la perversa circunstancia del agua por todas partes, ¿será?
que las potencias celestiales o terrestres,
o las presencias tan humanas y silvestres,
que nos amparen estas tierras insulares a los pobres continentes.

Será Fidel, será Tomás,
"nadie puede salir", nadie quiere salir,
o por Haydée, o por Martí,
"nadie puede salir", nadie quiere salir.

Será por lo que viene o todo lo anterior,
la cosa es que me enamoré de una señora ya mayor,
de entre 45 y 46,
una veterana que es la revolución cubana

lunes, 9 de marzo de 2009

Exordio

Por Abigael Bojórquez


POESÍA, desembárcame,
échame a tierra y léñame,
como a candil de sangre ven y enciéndeme,
que se sepa Tu Voz.

POESÍA, ya horádame,
ancla en mí, balsamízame,
sumérgeme en la luz líquida y lenta de
este trago de vino.

Rescátame, tremólame,
tengo hambre de tu lanza en mi costado.
Inúndame,
no tardes, tempestad,
golpea.

POESÍA, amor de mi niñez,
préndele fuego al corazón,
pertúrbame, combáteme, el sitio es
aquí en mi corazón.

Desuéllame, quebrántame,
y devuélvele a mi carne el niño aquel,
que escarnecido y dulce lamió ayer
tus manos.

POESÍA, ay, condúceme,
desgástame, desquíciame, y al fin
de donde estés, procede, ordena, y
ponme a caminar.

jueves, 12 de febrero de 2009

LA ETERNIDAD

Enriqueta Ochoa

Para Mónica Villarroel Pantoja

La eternidad se mece, ondula,
abre de par en par su túnica de viento;
en el espacio de su seno esplende
una constelación de luz acumulada.
El Padre la detiene, un instante
mete su mano turbulenta hasta la entraña
y la abre sobre la piel del mundo;
un alud de semillas cae, parpadeando.
Se fecunda la tierra. Cada segundo se fecunda.
El hombre entra a la prisión de su cuerpo
doblada la cerviz
y vuelve a tirar de si, uncido al yugo de la vida
hasta que aspira el Padre
y volvemos al seno de la Madre.


[CM 1984, p. II.]

EL TIEMPO CADUCADO

Enriqueta Ochoa

Para Luis G. Basurto

¡Qué horrible es llegar tarde!,
a todo sitio, tarde.
No sé si estoy despierta,
o si he perdido el alma entre el granizo mudo
bajo el que duermen, apretados, mis muertos.
No sé, pero tal vez estoy aquí, abocada,
mirando cómo el dolor se tuerce
en el fondo del pozo que es este cuerpo roto, mío,
del que vengo tirando.
El toro de mi sangre muge
y un golpe de martillo me salta la cabeza.
Estoy ciega, ciega, ciega…
Sí,
ya sé que hay una calle para el amor,
un rincón para la ternura en donde está la luz creciendo;
desde niña he oído este pregón
y he ido tanteando, husmeando,
lamiendo cada loza hasta sangrar la lengua,
hiriéndome en los muros.
Pero, ¡mentira!,
no hay calle, no hay rincón, no hay salida.
Desde el pretil del pecho,
desde la punta de la palabra que persiste en salir,
o estallarme dentro,
agito los brazos encrespados.
Mi boca es un amargo bramido,
y aquí estoy.
No se si estoy despierta,
pero me duelen estos dos ojos de cristal vacío,
estos dos ojos de luna fría,
que nunca encontraron el camino donde la luz crece,
donde el amor camina.



[1967, RE 1978, pp. 37-38.]

viernes, 30 de enero de 2009

Waiting to die

Since you ask, most days I cannot remember.
I walk in my clothing, unmarked by that voyage.
Then the almost unnameable lust returns.

Even then I have nothing against life.
I know well the grass blades you mention,
the furniture you have placed under the sun.

But suicides have a special language.
Like carpenters they want to know which tools.
They never ask why build.

Twice I have so simply declared myself,
have possessed the enemy, eaten the enemy,
have taken on his craft, his magic.

In this way, heavy and thoughtful,
warmer than oil or water,
I have rested, drooling at the mouth-hole.

I did not think of my body at needle point.
Even the cornea and the leftover urine were gone.
Suicides have already betrayed the body.

Still-born, they dont always die,
but dazzled, they cant forget a drug so sweet
that even children would look on and smile.

To thrust all that life under your tongue!--
that, all by itself, becomes a passion.
Deaths a sad Bone; bruised, youd say,

and yet she waits for me, year after year,
to so delicately undo an old wound,
to empty my breath from its bad prison.

Balanced there, suicides sometimes meet,
raging at the fruit, a pumped-up moon,
leaving the bread they mistook for a kiss,

leaving the page of the book carelessly open,
something unsaid, the phone off the hook
and the love, whatever it was, an infection.

jueves, 29 de enero de 2009

Foguete

Composição: J. Velloso/ Roberto Mendes
Cantam Maria Bethania

cartas de amor

Alvaro de Campos (Fernando Pessoa)